Para hacer la base: Mezcla la harina, el azúcar de caña y la sal en un tazón grande. Pica el aceite de coco sólido en cubos pequeños y agrégalo al tazón. Corta los cubos de aceite de coco con un cortador o un tenedor hasta que la mezcla adquiera una consistencia similar a la arena. Agrega el agua helada y mezcla con las manos hasta que la masa esté lo suficientemente húmeda como para formar una bola. Puedes agregar un poco más de agua si es necesario. Forma un disco con la masa, cúbrela y colócala en el frigorífico durante al menos 15 minutos para que cuaje. Mientras tanto, mezcla todo para el relleno en un tazón grande y luego déjalo a un lado hasta que la masa esté lista.
Saca la masa del frigorífico y déjala reposar durante 5 minutos. Mientras tanto, engrasa un molde para tartas de 25 cm y precalienta el horno a 200ºC (400ºF).
Divide la masa en 2 piezas. Enharina una superficie de trabajo limpia o coloca la masa entre dos pedazos de papel de horno. Extiende la mitad de la masa desde el centro hacia los bordes. Envuelve la masa alrededor de un rodillo y desenvuélvela en un molde para pastel engrasado. Presiona suavemente la corteza en la sartén. Esta será la corteza inferior.
Extiende la segunda mitad de la masa como lo hizo con la primera, pero luego, con un cuchillo afilado, córtala en tiras de 1-2 cm. Crea una celosía en la parte superior del pastel tejiendo las tiras sobre el pastel. Introduce los bordes de las tiras y presiónalas contra la corteza inferior para pegarlas.
Con una brocha de repostería, unta la base de la tarta con una fina capa de aceite de coco derretido. Hornea durante 45 a 50 minutos, o hasta que estén doradas.
Saca la tarta del horno y sírvela tibia o fría, a tu gusto.
